La atención temprana ha tenido varias definiciones a lo largo de los años, pero todas llegan a la misma conclusión. Es el conjunto de intervenciones dirigidas a la población infantil de 0 a 6 años, a la familia y al entorno, que tienen como objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastorno en su desarrollo.
Además, estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar.
Los objetivos a tratar son múltiples y se enfocan en el desarrollo de los niños más apropiado, tocando varias áreas que influyen en el mismo, como:
- El lenguaje
- La comunicación
- El habla
- La psicomotricidad
- El movimiento
- La conducta
- Las habilidades visoespaciales y visoconstructivas
La principal misión de la atención temprana es que los niños con trastorno en su desarrollo o los que tienen riesgo de padecerlos, reciban, siguiendo un modelo que considere los aspectos biopsicosociales, todo aquello que, desde la vertiente preventiva y asistencial, pueda potenciar su capacidad de desarrollo y de bienestar.
Lo que siempre recomendamos todos los profesionales es que todos los niños reciban este tipo de intervención no solo hasta los 6 años, si no hasta cuando lo necesiten.
Existen varias preocupaciones de muchos padres que acuden a los profesionales, pero casi todas nos han ayudado a crear modelos terapéuticos y de intervención temprana para que todos los niños que padecen alguna dificultad en las áreas anteriores dichas, reciban la ayuda adecuada.
Algunos signos de alarma que los padres puedan tener en cuenta, son:
- Si a los 3 meses el bebé no sonríe, no sostiene a ratitos la cabeza o no es capaz de fijar la mirada.
- Si a los 6 meses no se interesa por coger objetos o no usa una de las manos.
- Si a los 9 meses no hace sonidos, no se sostiene sentado, no se interesa por mirar o tocar las cosas.
- Si a los 12 meses no es capaz de sostenerse de pie sujetándose a un mueble (aunque no camine), no busca la comunicación con el adulto, no explora los nuevos juguetes o su entorno.
- Si a los 18 meses no camina, no reconoce el nombre de algunos objetos o personas familiares.
- Si se trata de un bebé adormilado o demasiado tranquilo que no reclama nada y se pasa todo el tiempo en la cuna.
- No comprende expresiones familiares sencillas como “vamos a la calle, dónde está el chupete, quién viene o quién es”, etc. a los 12 meses.
- Si se trata de un niño-a muy movido, que no se entretiene, no sabe jugar y necesita atención y vigilancia continua.
- Cuando hay dificultades para la relación con otros niños-as (a partir de los 18 meses).
- Si presenta rabietas ante situaciones que no tendrían por qué provocarlas: cambio de trayecto para ir a casa, determinada ropa, sonidos, etc.
Todo el equipo interdisciplinar tiene como objetivo de mejorar la calidad de vida del niño y de su familia.
ESPAI TAU KIDS TEAM